jueves, 12 de diciembre de 2013

Afrontarte.


No puedo pretender pasarme una vida contando días, horas; añorando momentos y vivencias.

No puedo hacer que vuelva todo lo que pasó y me llenó de vida, de felicidad, de ganas.

No puedo sentarme a recordar, a lamentarme, a imaginar qué hubiera sido si...

No puedo anclarme en el pasado, mientras vivo el presente, o no lo vivo.

No puedo hacer tantas cosas, o quizás no debo y no las haré, eso es.

Dejaré de decir no puedo, porque podré hacer cuanto quiera.

Aprenderé a decir no debo, a no imponerme cosas.

Sabré lo que quiero y lo que no es bueno.

Y haré lo que quiera, lo que crea.

Viviré sin ser esclava.

De mí misma.

De ti.

Y podré recordarte si quiero, pero podré no hacerlo también.
 
Porque tú no estás en mi vida, ya fui capaz de cambiarte.
 
O quizás no te he cambiado, porque aún estás ahí.
 
Pero no vas a amenazarme con aparecer más.
 
Y si se te ocurre, será porque te lo pida.
 
Cuando necesite enfrentarme a ti.
 
Para pensar, para asegurarme.
 
Y tú vendrás a ayudarme.
 
Y quizás te perdonaré.
 
Si no lo haces más 
 
Nunca más.
 
Soledad.

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