martes, 18 de febrero de 2014

Durmiendo sola

Me acostumbré a dormir sola, cuando te ibas por las noches y me dejabas en dos metros cuadrados durante horas. Y me hice dueña de ellos, dejé de esperar que vinieras por la mañana a darme un beso de buenos días y la verdad ya no los echo de menos.

Un día me levanté de esos dos metros y salí, en bragas y camisa a medio abrochar, entonces me di cuenta que no debía esperarte más mañanas, ni pasar más noches allí hasta que volvieras, dejando tu espacio para que estuvieras a mi lado.

Ya no vivo en dos metros, ni duermo en ellos, porque no me hacen falta, porque no tengo que esperar nada, y me sobra espacio, porque duermo sola, como antes, pero porque quiero, y solo viene de vez en cuando alguien a visitarme, pero no se queda, porque no quiero abrazos, ni besos a medianoche y de buena mañana.

No he vuelto a dormir con nadie, porque he aprendido a dormir sola y no sé si quiero que nadie vuelva a compartir la cama conmigo, o mejor dicho, si yo quiero compartir mi cama con alguien.

Creo que quiero, que me gustaba esa sensación de que me dieran besos en la espalda en mitad de la noche, que me sonrieran al despertar, que se perdieran las manos entre las piernas, que se escaparan caricias, suspiros y se dieran vueltas entre sueños. Pero no lo sé.

Pasaste tantos días lejos de la cama en la que yo dormía y pretendías que esperara paciente, que se me ha olvidado como era esa sensación, y no tengo recuerdos, porque me los quitaste. Solo escucho hablar a la gente y pienso que también a mí me gustaba y que ya no quiero dormir sola.

Ya lo sé, no quiero pasar más noches de vacío, ni en dos metros ni en medio, más despertares repentinos, más nervios, más miedos. Quiero volver a compartir mi cama, pero no lo haré más contigo, que me dejaste sola hasta en las noches que nos acostábamos a la vez.

Y el día que vuelva a compartir mi cama, te escribiré para decirte, que nunca estuviste, ni estás, y que ahora soy yo la que ha borrado los recuerdos que tú me quitabas egoístamente para que sin estar conmigo, no saliera de tu cama. Y que ya no te recuerdo porque nunca has existido.

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