lunes, 7 de abril de 2014

Olor a Semana Santa

Puede que os haya hablado de mi amiga Marta, o no (si éste es el caso, mal hecho), pero ayer escribió algo que yo he leído hoy al entrar en su blog esperando encontrar alguna entrada de fin de semana.

Pues bien, no soy de dirigirme al público cuando escribo, lo hago y ya está, pero hoy os escribo a todos, y le respondo a Marta, a su entrada, a las emociones que ha despertado en muchos.

Por supuesto que aquí tenéis su entrada, para poder entender la mía. "Un año más, Semana Santa..."

La Semana Santa para muchos significa unos días de descanso, de relajarse, de viajar; pero para otros como bien dices, es una semana de "dame palillos que mi madre no hace de los duros", de un montón de camas, de ir saltando gente, de desayunar por turnos porque no se cabe en la cocina, de estar en familia, viajar sí, pero para juntarnos todos, para reencontrarnos con gente que quizás solo vemos en esta época del año porque hay algo que nos une, que nos atrapa y lo hacemos todo para llegado el momento volver otro año más.

Y son palabras y sensaciones inexplicables, ayer por ejemplo, estaba con Paco en Lucena y de pronto le dije, " mmm huele a Semana Santa",  me replicó que olía a incienso, pero porque no lo vive, o no lo han enseñado, o simplemente no quiere y lo respeto, pero para mí el OLOR A SEMANA SANTA, es esos nervios que se te meten por el cuerpo, las túnicas planchadas colgadas detrás de las puertas, los palillos y pestiños que te ofrecen en TODAS  las casas a las que vas, los hornazos con miles de formas, el mirar al cielo aunque haga un sol radiante, las esperas en las puertas de las iglesias, empezar a ver caras conocidas...
Y fue cuestión de cinco segundos sentir todo eso mientras paseábamos al sol, mi cara se volvió otras y desde entonces estoy nerviosa.

Es lunes y estoy contando días y horas, porque estoy deseando sentir los tambores como si los tuviera dentro, los pasos cortitos, las marchas, hasta el "dolor de Semana Santa" que te empieza el Domingo de Ramos y no se va hasta el de Resurrección de pasar tantas horas de pie.

Es difícil explicar la Semana Santa, o realmente, lo difícil es explicar cómo la vives tú, para que alguien pueda llegar a entender la pasión que le tienes y por qué fuimos capaces de gastarnos el doble en un billete de avión para volver cuando estábamos de Erasmus pudiendo venir en feria o cualquier otro día. Estoy contigo en que no es algo meramente religioso, puedo estar bastante segura que el Viernes Santo a las 11 de la mañana en el Compás de san Francisco hay mucha gente que no comparte nada con la Iglesia, que busca su tradición, encontrarse con lo suyo y que sus sentimientos año tras año le han hecho volver una y otra vez. Y ahí es donde está el respeto que dices, no sé por qué, o quizás tengamos la suerte de vivir la Semana Santa en un pueblo que se vive de otra manera y eso es lo inexplicable.

La gente me pregunta que por qué llevamos a "los santos a lo loco" he intentado explicárselo, pero eso solo se puede vivir, aparte de tener que corregir y decir que ni todas salen igual, ni va a lo loco, lleva su desorden lógico.

Pero no se entiende, no se entiende que el Domingo de Ramos busques como loca a la nena que lleva las palmitas para comprar una, que te quedes escuchando niños tocar tambores hasta las 3 de la tarde en lugar de tomar una cerveza. No se entiende lo que es subir con una túnica y la capa hasta el calvario con bastante frío y bajar por esas calles estrechas que dan para mucho pensar.
Lo que es contar costaleros de la Caridad que tiene el trono más pequeño e intentar ver qué hay debajo. Ver el Prendimiento que es SIEMPRE igual e ir a ver a S. Juan de Dios como salen tan despacio el Mayor Dolor y el Preso.
La salida del jueves por la mañana normalmente con sol y sin dejar de mirar al cielo, animando a los columnarios para que se vista, "que este año sí, que no llueve" y llegar al mismo sitio de siempre con los mismos arreglados y estupendos, repartir besos y mirar al cielo mil veces más, que salen, que no y no se mueve nadie. Cenas con amigos, familia, "¿vas a verla salir luego?'
Madrugada, otra ropa, silencio, tambores, incienso, cadenas que se arrastran despacio, que llevan promesas y cruces que suben.
Viernes temprano e ir a ver poner a Jesús, y que solo de pensarlo el vello lo tengas de punta y se llora, por qué, por todo, porque va para afuera, porque sale, porque está ahí, otro año más, se llora porque se dan gracias y porque hay nervios, porque sí. Las 11 y no cabe un alfiler, y la 1 aproximadamente cuando el capitán dice eso de Paso redoblao... y el estómago son todo nervios, y entre empujones, codazos, pisotones arranca a subir y con él las mismas caras otra vez, que muchas son distintas a otros días, pero vuelven a repetirse, abrir espacio a un tambor, pasar agua, no poder respirar, calvario, hornazos, bendición y estallar. Verlo bajar despacio, suavito mientras le tocan por "El rey de Priego" y dejarlo en la iglesia.
Y llega la noche y nos vamos de entierro, y Priego se vuelve oscuro para ver a las Angustias y a la Soledad con el Entierro. Muchos se despiden, y hasta otro año. Otros aguantan hasta el Domingo de Resurrección, y vuelven a casa o se quedan con la sensación de haber pasado unos días que no se explican.

Quizás, querida amiga, es que Priego tiene algo, quizás mucha gente cofrade en otros lugares nos entienda, pero no lo harán los no cofrades y en Priego la Semana Santa se vive por todos, casi en su totalidad.
No esperen venir a Priego y pensar que todos somos unos devotos que solo hacemos rezar y entregarnos por ver a todo el pueblo el viernes en la calle. Somos un pueblo que es capaz de llegar más allá, que vive, que siente, que deja a un lado como decía Marta las creencias, que cada uno coge lo que quiere y lo expresa como puede. No esperen entender Priego y Semana Santa sin venir, no esperen entenderla viniendo y viéndola de lejos, cojan a alguien que les enseñe todo.
No se puede vivir Priego sin sentirlo, porque no se va a entender.

O quizás es que nosotras tuvimos la suerte de tener gente que desde que no teníamos uso de razón intentó dárnosla de una manera diferente, y simplemente no queremos y no vamos a perderla.

Y el que quiera que se sume, que bienvenido será.



 

2 comentarios:

  1. No puedo sino decir "chapó". Amén. Así es, y así será, mientras pueda. Puedo decir que nuestra amistad se fraguó desde pequeñas y alrededor de la Semana Santa, y por eso, entre otras cosas, le debo tanto.
    Eres compañera de "vereíllas", de miércoles noche y prendimiento, de niños tocando el tambor a las 3 de la tarde, como bien dices. Y me gusta poder compartir contigo estas cosas, que seas de las pocas personas con las que sé que cuento incondicionalmente y seguir transmitiendo esta ilusión a los que vienen.
    Prométeme una cosa. Dime que estemos donde estemos en el futuro, el Viernes Santo siempre estaremos juntas. No hace falta que te diga dónde.
    Te quiero, guapa mía. Gracias por ser así.

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  2. Las promesas obligan mucho. Mejor esta porque si, porque gusta, porque se echa de menos.

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