miércoles, 2 de octubre de 2013

Atlántica de corazón

Siempre dicen que España es un país mediterráneo y no le quito la razón a quien lo dice porque gran parte de nuestras costas son bañadas por el mar con el mismo nombre, pero para mí hay más, está el Atlántico y debo confesarlo, estoy enamorada de él.
Quizás porque fui producto de algunas vacaciones allí y quién sabe, puede que eso te marque, o simplemente porque he vuelto cada año de mi vida y cada vez lo siento más mío. Sí, que yo no vivo en un sitio costero, pero os puedo asegurar que me siento muchas veces más de allí que de aquí.

Yo soy Atlántica, porque ese mar que más que azul es verdoso puede decirme mil cosas con sus mareas, porque cada día viene y va para que lo sintamos más  cerca, para dejarnos ver trocitos de su interior.
Yo soy Atlántica porque pisar esa arena fina, dorada, es como pisar alfombras, y puedes sentarte a contemplar las olas, grandes, muy grandes si el día está revuelto.
Yo soy Atlántica porque convivo con medusas, pero de las grandes, algas, y pinares. Porque no entiendo la playa sin dunas, que guardan tantas noches secretas.
Yo soy Atlántica porque me gusta lo auténtico, porque el Atlántico aún no hemos dejado que se transforme, al menos del todo, en un sitio de fiesta. Porque los chiringuitos los ponemos a cuentagotas y de madera, para no estropear.
Yo soy Atlántica porque me gusta la brisa y hasta el levante insoportable que hace que la arena parezca millones de agujas que se te clavan. Porque me gusta que entre una toalla y otra haya metros de distancia. 
Yo soy Atlántica porque soy pura, porque paseo por las calles y respiro mar, respiro sal, respiro paz. Porque respiro origen, porque me gusta lo tradicional.
Yo soy Atlántica porque puedo pararme a mirar el mar durante horas y siempre cambia, porque puedo ver como los barcos flotan por la mañana y se posan en la arena por la tarde; y parece magia. Y lo puedes ver.
Yo soy Atlántica porque el corazón me lleva allí, porque de allí me siento. Porque el mar es bonito, pero el océano me enseña una inmensidad.
Yo soy Atlántica y no puedo explicar por qué, porque se siente, porque es diferente, porque es especial. Porque es otra esencia y porque no todo el mundo puede comprenderlo.

Y no menosprecio al Mediterráneo que tanto ambiente tiene alrededor, que es tan alegre y calmado. Que está lleno de humedad y de agua caliente. Él también me gusta.

Es sólo que ver al sol esconderse por el Atlántico, ver el agua revuelta, o tranquila como una manta, esos cambios, ese dinamismo y todo lo que puede ofrecerte es algo que es mejor sentir. 
Respirar el Atlántico es sin duda, una de las cosas que más echo de menos en mi día a día.

Ser Atlántico es algo que todo el mundo debería sentir alguna vez.


[Y puedo llorar por no verte
y morir si no te piso.
Pero no puedo dejar de pensarte,
y no quiero dejar de sentirte.










4 comentarios:

  1. La primera vez que vi el Atlántico de verdad fue en Marruecos. No quiero decir que fue la primera vez que lo vi. Ya había estado en Cádiz y era un sitio que me encantaba. Partidos de fútbol en las playas. ¡De campos de fútbol! De esos de 100 x 45 metros, lo menos. ¡Flipé! La gente cambiaba sus sombrillas cada dos por tres cuando subía la marea, o tocaba andar un "jartón" para mojarse los pinrelillos si bajaba. Me gustó el Atlántico que vi en Cádiz, y por su puesto me gusta mucho el de Huelva, con sus dunas y alfombra de arena fina. Pero... desde que vi las playas de Marruecos, el Atlántico no es lo mismo. Es ese océano impresionante, enorme, con playas gigantescas, donde no ves nada en kilómetros. ¡Nada! Y a mi la inmensidad me gusta para un ratito pero mucho tiempo... ¡Me cansa!
    Será que uno es más mediterraneo. Más de bulla, más de gente que se aprieta, que se sabe rodeada de otros iguales. Que lo mismo te apuñalan, que te ayudan a levantarte.

    ResponderEliminar
  2. Muy bonito, sí, pero ¿dónde está el anuncio de cerveza?

    ResponderEliminar
  3. ¿Quieres más cerveza después del sábado?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hostia, qué estomaguito me gastaba yo el domingo... Pero bueno, nunca hay birras de más!

      Eliminar

Ideas